lunes, 25 de mayo de 2009

Teatro del carnicero.

Haces malabarismos con tu corazón,
esquivas la mirada de quien no te acogió,
siempre buscando la sonrisa
de un payaso desdentado,
pensabas que era especial
y se acaba la función.

Triste y rasgadas ceñiduras que en piel
marcán a modo de forja.

Sientes que se acaba.

Los incendios duelen,
se pierden los recuerdos
y las heridas sufren
se velan los retratos
del desfile de fracasos.


Y yo queríendote, Ana.

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