jueves, 1 de octubre de 2009

HASTÍO

Hoy no tengo cambio que me dé para tabaco.
Ni ganas de abrir la nevera.

Abrazé tus antojos como recién llegados de París,
oliendo a un perfume veraniego
que difuminaba tus intenciones.

Amé ciegamente como diagnostican las autopsias mas crueles
y no recibí flores en mi despedida.

Leeré algo de Dalí para dar coherencia a esta historia,
con sus noches en vela y sus páginas impares.

Este prólogo no tiene tinta para ser escrito,
ni plumas que lo decoren.

Mi hucha está aburrida de ausencias.
Las facturas olvidadas,
las huellas del café revelan mi carencia de los martes,
también la de los jueves.

Tu bolsa de pinturas ha derramado el color que llevaba dentro,
los lápices se han quedado sin punta.
No podrás dejarme un post-it en la nevera.


Te espero otro día.

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