viernes, 5 de marzo de 2010

Josefa

Me pregunté cuantas horas habías pasado sola
cómo te levantabas todos los días sabiendo que ya murió a quien tú amabas.

Como quema la angustia en el estómago
y el martirio de la deliria golpea en tu cabeza.


Dime cómo, aún así moriste plácida y sonriendo.

Dímelo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario