Por todas las voces rotas
que gritan tu ausencia.
No soporto las despedidas,
las noches en vela.
Sólo quiero ir de la mano de la inocencia,
y que el azar o el destino no me la metan doblada.
Por mi voz rota de orgasmos a deshoras,
de llantos y desconsuelos insulsos,
en tu partida.
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